Antes de comenzar la exposición del tema quiero dejar en claro que me voy a basar en mi experiencia personal enseñando ajedrez desde hace varios años en establecimientos educacionales y academias. Quizás pueda haber muchas ideas u opiniones que se contradigan a lo que voy a exponer a continuación, pero lo único que intentaré es ilustrar a grandes rasgos como he vivido la experiencia de enseñar el deporte ciencia en nuestro país.
Cuando me llamaron por primera vez para enseñar ajedrez en un establecimiento educacional de básica, surgieron inevitablemente muchas interrogantes en mi mente. Quizás la más elemental ¿por qué enseñar el deporte ciencia en las escuelas? De este tema se ha hablado mucho y quizás no soy el más indicado para referirme a él, pero lo único que puedo mencionar es que existen gran cantidad de estudios que han demostrado lo beneficioso que es la introducción del ajedrez en el proceso educativo de cualquier niño. Habilidades como el desarrollo del pensamiento lógico y el cálculo permiten que los alumnos que practican ajedrez tengan ciertas ventajas en relación con otros que no lo hacen.
Podría mencionar un ejemplo que he observado durante años de enseñanza y que me ha llamado poderosamente la atención, puesto que va contra la creencia general injustificada de que sólo los niños con buenas notas o muy ordenados pueden llegar a practicar el ajedrez. Contradiciendo esta suposición me he encontrado con casos de alumnos que pueden ser los más desordenados del curso, pero cuando les enseñan el deporte ciencia, el juego les fascina y pueden llegar a ser los más disciplinados en cuanto a su práctica y aprendizaje. Después de lo brevemente expuesto no me quedan dudas de las muchas ventajas que puede tener el hecho de que un niño aprenda a jugar el deporte-ciencia.
La segunda interrogante que vino a mi mente fue: ¿Cuál es la labor del monitor de ajedrez en una escuela? Esta pregunta pienso que es un poco más complicada de responder y dependerá mucho de las condiciones donde la persona lleve a cabo su labor. Por años he trabajado en establecimientos de educación básica municipalizados y pienso que en ellos uno debe esforzarse por llevar a cabo algo que denominaría “ajedrez formativo”, el cual se diferencia bastante de la labor que se puede llevar a cabo con niños de alto nivel competitivo.
Lo que he llamado como ajedrez formativo para mi tiene relación directa con la difusión del deporte ciencia. Así lo que más interesa (o lo que más le interesa a un director de escuela o encargado de extraescolar del colegio) es que por ejemplo desde abril, mes en que se inician la mayoría de talleres extraescolares en establecimientos de educación municipalizada, a fines de año aprendan a jugar ajedrez la máxima cantidad de alumnos posibles partiendo desde cero conocimiento en relación al juego. Pareciera ser una labor poco ambiciosa pero no lo es. Enseñar el ajedrez y difundirlo entre los niños puede llegar a transformarse en una tarea bastante complicada y hay que tener los objetivos claros para llevar a buen término esta función.
Cuando trabajo en escuelas no me fijo planes ambiciosos y estoy contento si se cumple la meta de enseñar el ajedrez a la mayor cantidad de alumnos posibles. Obviamente cuando hablo de enseñar me refiero no sólo al movimiento de las piezas, sino que además al reglamento, la notación y algunos conceptos elementales que se pueden llegar a cubrir durante el año escolar.
También hay que considerar que un monitor ante todo debe buscar la difusión de la actividad que realiza, por ello durante el año debe acoger a los nuevos alumnos que se integran y no dejarlos fuera del taller. Para cumplir todo esto debe idear fórmulas que le permitan atender a todos los niños, por ejemplo yo en un taller de escuela normal divido la clase en dos partes: teoría y práctica. Esta división de tiempo es muy útil puesto que me permite trabajar tanto con los alumnos nuevos como con los que llevan más tiempo.
Para hablar de ajedrez de alto rendimiento se complica un poco más el tema. En pocos establecimientos educacionales he podido llevar a cabo con éxito ambas labores, fusionar lo formativo con lo competitivo. En esto influyen muchos factores, como el apoyo que brinde el establecimiento, los padres, el interés de los alumnos, etc. Además, que hay que considerar que el monitor de ajedrez es una persona que asiste a un establecimiento educacional una vez a la semana y por un espacio muy reducido de tiempo, lo cual lo limita enormemente en la obtención y cumplimiento de metas más ambiciosas.
Siempre entre los alumnos aparecerán uno o más con condiciones especiales que destaquen sobre el resto. A estos chicos hay que motivarlos si tienen el interés y apoyo suficiente de parte de sus padres para que sigan perfeccionándose, ya sea en academias, clubes o incluso la federación de ajedrez.
En una academia un monitor trabaja en condiciones completamente distintas que en una escuela. Es claro que está enseñando ajedrez también, pero los objetivos cambian enormemente. Primero que todo se encuentra trabajando con niños que tienen un nivel y conocimientos previos del deporte ciencia (la mayoría ya ha estudiado y competido). Existe el interés y las ganas de superarse y generalmente cuentan con el apoyo de los padres para que sigan perfeccionando su juego. En la academia los alumnos tienen acceso a la bibliografía adecuada y pasan jugando contra niños de similar nivel. Esto es apenas un bosquejo muy general acerca del ajedrez escolar que me ha tocado observar. Espero en el futuro escribir más artículos relacionados para contribuir con un grano de arena a un tema del cual se ha hablado mucho en Chile, pero del que se ha escrito muy poco.